Rodrigo de la Fuente

Hoy me gustaría hablaros de un jugador al que admiro y que está de reciente actualidad. Se trata de Rodrigo de la Fuente, un jugador nacido en Madrid, que triunfó en este mundo del basket precisamente en Barcelona (situación parecida a la de don Alejandro García Reneses). Su nombre ha saltado de nuevo a los periódicos y publicaciones de basket tras su reciente fichaje por el Asefa Estudiantes con 35 años recién cumplidos. Tras 18 temporadas, Rodrigo ha debutado con el equipo que le vio nacer y dar sus primeros pasos.

Su historia es uno de esos casos curiosos. Criado en una de las mejores canteras de España, no siguió el proceso natural de los canteranos del Ramiro de Maeztu, que es debutar con el primer equipo...... y  cuando destacan fichar por el Real Madrid jajajajajajaja. Esto es una pequeña broma, evidentemente no ha pasado eso siempre, pero sí con demasiada frecuencia. Salió del Ramiro y tras una breve estancia en Fuenlabrada se va a Estados Unidos a estudiar y allí seguirá su aventura con el basket. Tres buenas temporadas en la NCAA, llaman la atención del Barcelona que lo incorpora a su plantilla y donde conseguiría los grandes éxitos de su carrera en las siguientes nueve temporadas (1 Euroliga, 1 Korac, 4 Ligas ACB y 3 Copas del Rey le contemplan). Se cerró el ciclo y sin querer hablar de retirada emigró a Italia donde ha sido importante en Roma jugando Euroliga tres temporadas y esta última en el modesto Teramo.

Os comentaba antes que admiro a Rodrigo de la Fuente, por que??? Pues muy sencillo, una ética de trabajo digna de admirar le ha hecho destacar en este deporte que amo. Recuerdo cuando llega a Barcelona y le veo los primeros partidos, era un 2-3 que defendía como los ángeles, rebotaba de lujo para su posición, pero........ cada vez que lanzaba a canasta era una piedra tras otra. Nunca se conformó, trabajó hasta la extenuación por mejorar. En verano, cuando todos sus compañeros se iban de vacaciones él acudía a campus en USA para perfeccionar su juego, estaba obsesionado con mejorar y ayudar al equipo cada vez más. Tengo una anécdota maravillosa sobre él que pude vivir en directo. Uno de esos maravillosos años en que disfrutaba de baloncesto ACB en Ourense (no recuerdo el año, quizás 1999 o 2000), el equipo de mi ciudad recibía la visita del Barcelona en partido de liga y allí que me presenté en el pabellón para ver el entrenamiento prepartido que realizaban el día anterior. Lo de entrenamiento es  mucho hablar, porque aquello era más una reunión de colegas que se juntaban para estirar las piernas en una pista de basket. Don Alejandro en vaqueros sentado en el banquillo, unos chiquillos llamados Navarro y Gasol jugaban al fútbol y correteaban por allí como dos chavales en un parque, Dueñas tirado en la pista estirando su maltrecha espalda. Lo único que se parecía a un entreno de verdad era Zoran Savic que estaba recién aterrizado y trabajaba con Quim Costa en un aro ensayando los sistemas que no sabía, y............. por supuesto Rodrigo de la Fuente. Pilló por banda a uno de los utilleros y le puso debajo de la canasta a rebotear y a pasarle el balón. Era espectacular verle, no paraba de tirar, tiros tras bote, tras pase, tras reverso, venga a tirar, venga a entrenar. Fue algo que nunca olvidaré, parecía un auténtico loco poseído por el demonio del basket. El entrenamiento terminó, y mientras los demás no se habían apenas esforzado él cogía la dirección del vestuario (media hora más tarde que el resto) empapado en sudor y después de haberse pegado una paliza espectacular. Eso es Rodrigo de la Fuente, una ética de trabajo como nunca he visto, un tipo humilde que ha trabajado una barbaridad para conseguir sus éxitos, un madrileño idolatrado en el Blaugrana y un tipo que evidentemente ha cuidado su cuerpo y que podría jugar seguramente hasta los 50 años.

Cuanto tendrían que aprender las futuras generaciones de este jugador. Que afortunados son esos chavales que ahora juegan en el Estu de disfrutar de los consejos de este currante, de este crack, que nunca debió abandonar nuestra liga. Bienvenido de nuevo Rodrigo.

Namaste